domingo, 6 de enero de 2013

Poema escrito en amplitud modulada

Que simple es, sentarse en un parque y jugar, tirar el pelo a la tierra. Pienso en una palabra, ojo, la transliteración para nombrar el rojo, la abertura del D I A F R A G M A, el cambio de asas, no hay palabras en este silencio. Cómo no entender a cualquiera que esté a tu lado, ahora que eres retina, soy un clavadista que arroja colores sobre el poema, porque los piropos son periplos ya recorridos, periplos al fin y al cabo publicitarios, aunque estoy seguro que alguien me preguntará hoy que hice ayer y responderé en primera instancia “estuve con una washita rica”, la población, la población, la población, olvidar lo que se escribe de poeto a poeta, la mancha en la piel, lo virtual, la viruta en la lengua, el labio blanco que espera ser pintado, brotes sobre la cabeza de un templo, alineación de letras como una minga de planetas dos sílabas pegadas que en las calles le tiran agua caliente, la metáfora de cruza de perros, el nacimiento de un verso quiltro, patas chicas, cabeza de chancho, cuerpo de lagartija.
Hoy un verso saludando al sol, medita, no puede callar, le preguntan que hizo ayer “Estuve me contuve, tú ves, la vi, la vie, caigo sobre tu verde” estornudo plumas rojas, recuerdos de un durazno en tu piel, el humo apuntando nos, un pronombre mordiendo envases plásticos 
amarillos crepúsculos desplazan tartrazina-ojo- nada dijo el viento, estas en mis pupilas al revés.

viernes, 4 de enero de 2013

Donde las cunetas se encuentran y somos nosotros
Parece delirio azul el aroma fresa 
Melisa Paz nuestra virtud de sentir
nos nuestras manos Collipulli
son ese bosque Pillín aferrado al silencio
Ojo reojo, rebusca
relaciones desechadas

recicla miradas

que se refregaron 
como gatos 
por las piernas de la noche,

ahora el acto
es colgar cuadros
llamativos en asientos
de bicicletas fosforecentes

la jaula visual ocre
esconde
esconde
esa intención de poblar
lo que no tiene manejo
Ella puede pintar una marraqueta tostada sin destruirla
En la población nos encontramos arte
desde el nosotros no del yo.
A lo mejor nunca debimos 
hablar
sólo mirarnos
en silencio
mordernos los labios
plantear señas
y
adivinar los círculos
del humo labial
recorrer las murallas
hasta encontrar ese
afiche con oferta
de taller de mimos
y
partir
como una botella
desechable
a los pies de los autos
en la carretera
alzhéimer