A lo mejor nunca debimos
hablar
sólo mirarnos
en silencio
mordernos los labios
plantear señas
y
adivinar los círculos
del humo labial
recorrer las murallas
hasta encontrar ese
afiche con oferta
de taller de mimos
y
partir
como una botella
desechable
a los pies de los autos
en la carretera
alzhéimer
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